Colores cálidos en imágenes que describen como si de poesía se tratara el espíritu de una estación muy concreta, el otoño representado en el servicio de una mesa cuya decoración, delicada y con ciertos aires de espontaneidad, nos descubren una propuesta basada en la sencillez y la serenidad que ofrece su conjunto. Partiendo de una maravillosa mesa de madera cuya pátina y tonalidad marca el rumbo del resto de componentes, observamos como las líneas sencillas de la vajilla restan sobriedad a un conjunto que de este modo encuentra un equilibrio perfecto en lo que podríamos denominar, romanticismo moderado.
