Admiro profundamente a aquellos que son capaces de unir imágenes inconexas para crear una composición fotográfica capaz de transmitir una a una y en su unión, las sensaciones y momentos vividos en ese período de tiempo retratado. Eso es exactamente lo que yo pretendo conseguir con estas fotografías tomadas en el restaurante Bo·Tic y en Cadaqués, pueblo este último en el que he pasado unos días y del que desearía no haberme ido.
Capturas de momentos que no me hubiera gustado dejar de vivir, como pasear por sus calles contemplando con el mismo grado de interés sus hermosos edificios y la belleza de sus suelos empedrados, la comodidad del hotel de cuidada decoración e inmejorables vistas al mar para las cuales merecía la pena madrugar, y de este modo observar también sus calles vacías, desayunar e iniciar un día más en una vila del todo maravillosa.