La pasada semana disfruté como invitada en una preciosa casa ubicada en la Cerdaña francesa, una vivienda que responde a la arquitectura de piedra y tejados de pizarra propia de su ubicación en la cordillera Pirenaica. Rodeada de naturaleza, la visión diáfana que ofrecía del exterior a través de sus múltiples y grandes ventanales supuso un autentico placer para el despertar cada uno de los días allí pasados.
