Confort es la luz que accede tamizada a través de las ventanas, es despertar y disfrutar de un desayuno pausado aún con el pijama puesto, es cada rayo solar que nos calienta el alma y también cada sombra que se proyecta en el interior que evita que nos deslumbre la mirada. El auténtico confort es saber aprovechar las posibilidades de cada espacio y vivirlos, vivirlos mucho, ya que esa es exactamente la clave para convertir una casa en un hogar.