Además de nuestra propia personalidad y los gustos que nos influyen, la cultura de la que procedemos, el entorno que nos rodea, o incluso la historia de la población en la que habitamos determina de un modo u otro el interior de nuestras viviendas. Así ocurre con esta casa de campo que ha sido construida con el propósito de hacer de la naturaleza una parte más de la decoración, algo que se ha conseguido introduciendo elementos procedentes de esta. Para ello ha sido muy importante la elección de los materiales, como es el empleo de madera natural para la creación de puertas, armarios e incluso piezas de mobiliario, además del uso de numerosos textiles en lino y algodón que contribuyen a crear una atmósfera cálida y muy armoniosa.
Los grandes ventanales de toda la vivienda contribuyen a difuminar los límites entre el exterior y el interior, de tal modo que las habitaciones fluyen hacia el jardín y conectan ambos espacios. Precisamente es en el dormitorio principal donde más notorio resulta este hecho, ya que se encuentra desprovisto de mobiliario y objetos decorativos, salvo el gran armario en madera natural que con su presencia no hace más que remitirnos una vez más al entorno rural y campestre en donde se encuentra construida esta casa de segunda residencia.
“Los grandes ventanales de toda la vivienda contribuyen a difuminar los límites entre el exterior y el interior…”