En Malasaña, el hogar de Mari Quiñonero

Cada objeto, cada detalle por pequeño y mínimo que sea, marca la esencia del apartamento de Mari Quiñonero y Ale Megale, artista ella y fotógrafo él, sus aficiones que son a la vez su profesión, definen el uso de los espacios y también su decoración. Ubicado en el barrio madrileño de Malasaña, el piso resulta totalmente seductor: luz, suelos hidráulicos, chimenea, molduras en el techo… y por si fuera poco, supera en altura al edificio de enfrente, lo que les proporciona unas vistas muy castizas a los tejados de Madrid, por todo ello, no es de extrañar que tras pasar por cinco viviendas distintas, sólo de esta han hecho su hogar.

Una gran mesa preside el salón convirtiéndose en el centro operativo de toda la vivienda, ya sea para comer y cenar, como para dibujar y hacer los collages que tanto caracterizan la obra de Mari Quiñonero, piezas que mostramos en este mismo blog hará algún tiempo, en las que intercala recortes de revistas, cromos y viejas publicaciones con textos breves con un resultados muy potente visualmente. Fue precisamente a raíz de ese post cuando nos percatamos del encanto que desprendía su vivienda, surgiendo poco después la oportunidad de compartirla con todos los lectores de Singulares Magazine #13, número para el que se tomaron estas mismas fotografías.

Una gran mesa preside el salón convirtiéndose en el centro operativo de toda la vivienda, ya sea para comer y cenar, como para dibujar y hacer los collages que tanto caracterizan la obra de Mari Quiñonero.

El estudio es el espacio más grande de la casa, donde Mari atesora todo tipo de recuerdos; familiares, viajes, carteles de exposiciones y conciertos, etc.. Junto a la mesa una toalla de finales del XIX del ajuar de su bisabuela esconde una cajonera donde guarda herramientas de corte y utensilios varios que emplea para sus la creación de sus piezas.